La actividad del pueblo gira entorno a la hacienda
Cuchitambo, propiedad del terrateniente Alfonso Pereira. La hacienda de Pereira
está en crisis económica, el consigue dinero firmando un contrato con una
compañía extranjera que quiere construir una carretera para comunicar el
territorio del interior para la explotación petrolera; Julio Pereira es el
intermediario en el préstamo. Alfonso Pereira se convierte con otros personajes
en instrumento de la penetración imperialista en la región y se ve obligado a
quitar a los indios sus huasipungos.
Cunshi es obligada a ser la nodriza ilegitima de Pereira, el
cura se encarga de evangelizar a los indios para obtener ganancias económicas y
asimismo engañar a éstos para llevar a cabo la construcción de la carretera; a
raíz de esto se hace un plan en el que consistía agrupar al pueblo con el
motivo de la celebración de la Virgen de la Cuchara, y sería en esta cerca del
mediodía de acuerdo con lo convenido, el teniente político, cura, mayordomo,
miembros de la junta patriótica de los hermanos Ruata y Pereira, bloquearon las
esquinas para llevar a la muchedumbre al final de la calle principal del pueblo
y es aquí donde se les dice con mentiras que ellos con sus propias manos
realizarán la carretera, lo cual conlleva a muertes, a enfermedades
(paludismo), y al hambre. El desenlace se da a raíz de la muerte de Cunshi
quien come carne podrida, la novela concluye con la comprensión de Chiliquinga
de que lo único que puede hacer es rebelarse y resistir a la expropiación de
sus huasipungos, pero la resistencia fracasa.
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